¿Érase
una vez un Cuento de Hadas?
El reino hechizado
Había una vez un pueblo que
ostentaba grandes riquezas. Su rey y demás mandatarios mentían y mentían,
fingiendo una estabilidad que no poseían... El pueblo, en un principio, les
creía y obedecía; y el que no se jodía; ya que en este reino "no había" una
monarquía, ya que elegía a su soberanía.
Durante años todo muy bien se sucedía y el pueblo y sus mandatarios más poder adquisitivo tenían, o eso parecía. Sin embargo, cuenta la leyenda que un rumor corría y corría en un círculo cerrado de súbditos, y el mismo decía que: "un poderoso y manipulador hechicero había embrujado a la mayoría de los súbditos reales y los había sumido en una profunda bobera y soberbia, por lo que más allá de sus narices no veían".
Los reyes del reino se fueron sucediendo unos a otros, y uno parecía que el trono nunca cedería. Y así ayudados por el hechicero los monarcas utilizarían su "democrático" poder siempre como a ellos y al hechicero les convenía. Hasta que un día sucedió lo peor: el abuso y los daños causados por los mandatarios y el hechicero comenzaron a salir a la luz, y el pueblo escandalizado se encontró completamente desorientado...
Ante este gran caos el poderoso hechicero decidió quitarle su apoyo al reino, alegando que el pueblo le debía mucho y que él ya había ayudado demasiado.
A la vez que el hechicero las manos se lavaba, los súbditos del pueblo en la plaza se reunían, asustados, exaltados, enojados...
Tan enojados que no les importó enfrentarse ante su propia caballería, la cual respondía a favor del ahora rey, que justo en esos momentos dimitía; y así el pueblo alegre se ponía a la vez que entristecía... porque una vez que la verdad era por todos conocida, la confusión venía y el pueblo no sabía lo que haría.
En esa confusión llegaron otros reyes, que mucho no durarían, puesto que de estabilidad y credibilidad del pueblo no disponían. Entre idas y venidas un mandatario logró permanecer en el trono un tiempo más prolongado, no porque la gente así lo quería, sino porque en el trono, estar, alguien debía.
Y así el pueblo esperaría las futuras elecciones, donde por fin votaría y la historia ¿cambiaría?...
Victoria Molnar