POSTALES DEL PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE ESO QUE SE LLAMÓ ARGENTINA
Un hombre se desmaya frente a un cajero automático que se niega a entregarle su dinero. Otro, yace perplejo sin entender donde está su platita que con tanto esfuerzo pudo juntar durante sesenta largos años. Mi abuelo, el tuyo y el del geriátrico del barrio, se desvanecen en la incomprensión de un sistema irracional. Es que no hay mente humana que pueda comprender lo que está pasando en este país. El fatalismo se ha apoderado de todo y es rey. ¿Dónde está eso que se llamó progreso? ¿No era un producto de la ciencia y la tecnología? Tenemos cajeros, máquinas automáticas de múltiples formas, expendedores de monedas para facilitar un mejor manejo del cambio chico, ¿y? ¿Para qué?
Escucho un disco de Brian Wilson y canta en una canción titulada "South America": "iré al paraíso, allá en Argentina junto al mar...", dice el ex cantante de los Beach Boys y después recuerdo aquella frase suya, en uno de sus temas más emblemáticos: "¿qué se hizo de tu pelo largo?, ¿qué se hizo de tu inocencia?" ¿Qué nos pasó? ¿Qué nos hicieron? ¿Qué hizo que lleguemos hasta acá?
Un líder que defrauda en su vuelta; un sueño se desvanece; un movimiento que se marchita mientras termina la primavera; la realidad que se hace presente en un presente irreal; la mujer del líder y su batacazo; la traición y la masacre; el mal gusto y el disgusto; las armas y las bombas; el hambre y la pobreza; la guerra y la derrota; la paz y la esperanza de la democracia; un cambio sin cambio; la dependencia y la dominación; la esperanza y una nueva desilusión; el provinciano y el afano; la reforma y la reelección; la viveza criolla y las privatizaciones; los atentados y la discriminación; las persecuciones y la desocupación; el descreimiento y la última carta del mazo; el falso progresismo y otro que se va al mazo; el Fondo y todavía no tocamos fondo; huidas y helicópteros; represión en Plaza de Mayo; investigación sin justicia ni esclarecimiento alguno; muertes, llantos y más muertes; la inseguridad como único mal; las causas y las consecuencias; el cabezón y las promesas; falsas ilusiones y suicidio colectivo... Postales de nuestra historia más reciente, historias de cada uno de nosotros...
Y el viejito que se muere viviendo angustiado sus últimas horas; y un niño que nace sin futuro; y un joven que descree hasta de él mismo; y la culpa como plaga para alimentar al sistema; y otros que se ríen de nosotros y nosotros que ya ni nos tenemos ganas de reírnos de ellos. Y se pide mano dura que será un boomerang hacia el pueblo, y se piden soluciones violentas al mal de la violencia, y se pide seguridad por sobre el trabajo, y se piden la devolución de los plazos fijos y durante toda una vida miles nunca pisaron un banco... Son las contradicciones de un sistema irresoluto, de un país que se estrella y se hace añicos contra vaya a saber qué y quién.
Piden ajustes pero esas políticas tienen rostros, cuerpos e historias. Vidas. Son los millones que quedan al margen día a día y que nadie les tiende una mano. Son los que se vuelcan al delito como forma de escape, son los que se mueren en la indiferencia y la miseria, son los que lloran y sufren, son los que no creen en nada ni en nadie porque nadie les dio algo en qué creer, son los que trabajan sin trabajo para no ahogarse, son los que tienen la soga al cuello, son los que estudian y presienten que las oportunidades quedarán para otra vida, son los que antes vivieron bien y hoy se debaten en añorar lo que ya no está o seguir peleando porque otra no queda, somos los que buscamos nuevas vías de escape a esta estructura de muerte e injusticia sobre las bases de un edificio mal diseñado por un pésimo arquitecto. Cuidado que este edificio no se caiga encima nuestro. Debemos entender que nos están minando en dónde más duele... abajo.