POBREZA Y ALGO MÁS.....
Las imágenes a las que todos los días nos tiene acostumbrados la televisión en este último tiempo es la de niños y jóvenes desnutridos y con hambre. Están permanentemente en noticieros, programas periodísticos y aparecen en las portadas de diarios y revistas. Parece que de pronto los argentinos descubrimos la pobreza y sus efectos en los niños. ¿Pero la pobreza no existía de antes o como consecuencia del corralito, ajustes e implementación de políticas erróneas aparece ahora sobredimensionada?
Es evidente que los recortes sucesivos a comedores escolares y becas otorgadas a los alumnos, así como los escasos subsidios a jefes y jefas de hogar agregado a los altos indicadores de desempleo de los padres acentúa aún más el panorama de la pobreza. Son más los excluidos del reparto de bienes y de la satisfacción de necesidades básicas, pero nos preguntamos ¿cómo será el futuro de tantos niños y jóvenes excluidos y cómo será su rendimiento futuro en el aprendizaje?
Es evidente que nuestro país, quinto productor de alimentos en el mundo, deja morir de hambre a sus habitantes comprometiendo el futuro de muchos niños que no podrán rendir igual que aquellos otros alimentados adecuadamente. Parece siniestro y trágico. Pero es verdad. Las imágenes y los testimonios de maestros y alumnos son elocuentes y expresan con profundidad la crisis que estamos viviendo.
La escuela no puede todo, pero es cierto que para muchos es la cara visible del Estado, y ante la magnitud de la crisis, debería plantear la suscripción frente a la población de un renovado contrato social. Esto significa ajustar funciones para acompañar a los que sufren, representar la gestión protectora del todo social a su favor, desarrollar tareas solidarias y no ser agencia reproductora de desigualdades sociales.
La escuela debe garantizar calidad y equidad respecto a la función que cumple en la sociedad, tratando de recuperar la confianza institucional que otrora se la asignara. En este momento de crisis de valores la respuesta ética de la escuela y sus actores debería ser escuchada por todos. Escuchar y tener sensibilidad frente a los problemas de los otros es necesario para iniciar el camino de la solidaridad. No nos quedemos con el efectismo de las imágenes y procuremos tender la mano a nuestros hermanos que sufren.
“La crisis puede transformarse en una oportunidad para el aprendizaje” así lo ha expresado Stephen Ball, especialista de educación de la Universidad de Londres, que recientemente nos ha visitado y agregó:
![]() | Lejos de una visión pesimista puede ayudar al diálogo entre padres, hijos y docentes. |
![]() | Aconseja no intentar aislar a los chicos de la realidad |
![]() | Afirma que los maestros no pueden improvisar la forma de abordar el tema. |
![]() | Docentes, familias y gobierno tienen que planearlo. |
....En este contexto, una buena escuela es la que busca educar a los chicos acerca de la crisis, sus causas, consecuencias y los posibles escenarios futuros para las familias. Por eso una escuela que tiene la porosidad necesaria para mantener una relación interactiva con la sociedad convertirá esta situación en clave para la enseñanza... aseguró este especialista para el diario. La Nación.
Siendo tan prolongada y profunda la crisis que vivimos fortalezcamos el andamiaje necesario para enfrentarla con éxito.