EL NACIMIENTO DEL ROCK ARGENTINO

El sociólogo de moda de esos días, Juan José Sebrelli, publicaba un artículo en la revista Extra sobre el futuro de la clase media argentina. Decía que “en 1966 la clase media asistía pasivamente a la caída del radicalismo, al que había ayudado a subir 3 años antes. A la clase media le gusta un gobierno de “mano dura” que “ponga las cosas en su lugar”. Los sectores medios piensan que el golpe no es contra ellos sino contra el peronismo, que ganaría en las próximas elecciones, y contra el comunismo y las continuas huelgas[1]. También la Iglesia vio con buenos ojos el arribo del general Onganía, pues era una persona muy cristiana y se expresaba con un idioma que muchos fieles entendían y comulgaban. Es en esos años cuando comienza a surgir un movimiento dentro del seno de la Iglesia que cuestiona sus rígidas reglas y prioriza la atención hacia el pobre. Son los curas tercermunistas encabezados por, entre otros, Carlos Mugica y el, hoy reconocido, Luis Farinello. Entendían al pecado como el no compromiso social y decían que el amor a Dios se realizaba dando todo por los demás.   

La gente con un ingreso medio se alegraba de la supuesta evolución del país que se expresaba en la aparición de grandes cadenas de supermercados, mientras que, la irrupción de productos empaquetados revolucionaban los hábitos de compra del consumidor. En 1967, para felicidad de muchos, la televisión transmitía todos los partidos de  fútbol de los viernes por la noche. Era claro que este deporte era visto como un instrumento a utilizar en beneficio del sistema. Los jóvenes, por otro lado, se sentían indiferentes al gobierno de turno y resignados en cuanto a los acontecimientos de la política nacional. Distribuían su tiempo libre en la floreciente televisión, el fútbol, el boom del libro (Cortázar era uno de los escritores preferidos) y el naciente rock nacional. Los primeros temas de rock expresaban las ansias de libertad de los jóvenes de ayer. Un muchacho de pelo largo era marginado y detenido por las calles sin razón alguna, solo por su aspecto “raro”. Las letras de rock, escritas en fábulas, denunciaban ese mundo hipócrita y a esa mentirosa sociedad argentina que se guiaba por las apariencias. Ese es el tema principal de canciones como La Balsa de Los Gatos, Jugo de Tomate de Manal, El Oso de Moris o El extraño de pelo largo de La Joven Guardia.