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 Mirada Exterior

Allá por el año 1962, Julio Cortázar escribió su libro "Historia de Cronópios y de Famas", dentro del cual uno de sus relatos llevaba el siguiente título: "Pequeña historia tendente a ilustrar lo precario de la estabilidad dentro de la cual creemos existir, o sea que las leyes podrían ceder terreno a las excepciones, azares o improbabilidades y ahí te quiero ver ". Quizás este "titulíto" fue escrito en un prolijo cuaderno o hasta en una servilleta; pero de seguro este escritor lo habría hecho en un pedazo de papel higiénico si hubiera sabido que su título sería aplicado en paralelismo a la historia argentina de estos últimos trece años.

Trece años...

Diez de los cuales la mayoría de los argentinos creyó vivir en una estabilidad en donde la frase "No los voy a defraudar" era pilar de toda creencia. Diez años en donde las palabras "privatización", "préstamo", "Shopping" o "tarjeta de crédito" eran símbolos de la actualización que estaba sufriendo el país, para que no quedara "out" de ese nuevo fenómeno mundial llamado Globalización.

Más de una década en al que Argentina cambió - o le cambiaron porque la mayoría de su gente no vi un peso - extensiones de tierra, entes no gubernamentales y hasta sus propias costumbres por papelitos de color verde...

Fueron años en los que el hedonismo y el consumismo se adentraron en la propia piel de los argentinos..., años en los que defender lo nacional o criticar lo que estaba aconteciendo generaba reacciones tales como "¿Y vos quién sos para decir qué está bien y qué está mal?... Te conté que Carlitos se compró una camisa re-copada en el Shopping?".

Así fue que Argentina participó alegremente de su colonización, borrando todo vestigio de la autosoberanía que sus próceres supieron plasmar un 9 de Julio de hace poco menos de doscientos años.

Y las leyes de esta "estabilidad" cedieron lugar a las excepciones... excepciones que se iban sucediendo en mayor cantidad y a un ritmo cada vez más vertiginoso.

Excepciones que se creyeron improbables pero que ya eran una realidad tangible que se venía dando desde hacía ya mucho tiempo. Improbabilidades que estallaron el 19 y 20 de Diciembre del año pasado.

Y ahí te quiero ver... Y ahí Argentina se vio, desnuda, ante esa dura realidad, ante esa verdad cruda y dolorosa; que se había escondido durante años en el cajón de la mesita de luz, o detrás de la careta de "cajíta feliz".

Hoy, los argentinos se dan cita día a día con esa realidad a calzón quitado, con esa sensación de baldazo de agua fría, con ese sabor a descreimiento generalizado... que es en definitiva esa violencia chocante que la acecha... A pesar de eso los argentinos siguen vivos... Argentina sigue viva...

Todavía hay gente con aguante, con ganas de luchar; con ganas de encontrar una forma creativa e inteligente para que la argentina se levante del polvo y pueda oírse nuevamente el ruido de rotas cadenas.

por Victoria Molnar Revol