UN IDEAL ADMIRADO PERO INALCANZABLE
TRIBUTO A ERNESTO CHE GUEVARA
A 35 años de la muerte de Ernesto Guevara es un honor para quien escribe hacerle un tributo a este prócer contemporáneo. No se confundan, las líneas que siguen a continuación tal vez se han repetido en muchísimos libros, fanzines, documentales, pero esta vez se trata de mi humilde e insignificante homenaje. Por lo cual esta breve reseña tiene más valor para mí que para ustedes que la están leyendo.
El personaje en cuestión nace un 14 de Junio de 1928 en Rosario. Tanto por parte de madre como de padre, los antepasados provenían de familias acomodadas. Apellidos como De la Serna y Guevara Lynch por parte de madre y padre respectivamente constituían el árbol genealógico del futuro Che. Desde pequeño, Ernesto recibió una educación aunque estricta, pero subyugada a la convicción de que debía ser libre.
Como sabrán los entendidos, el Che sufrió durante toda su vida un problema asmático, pero eso no le impidió en su niñez practicar deportes. Hincha de Rosario Central jugaba al fútbol y leía las crónicas de los principales clubes del país. Son innumerables las anécdotas que se conocen de sus primeros años de vida pero muchas coinciden en que él leía incesantemente mientras permanecía en cama a causa de su enfermedad.
En 1942 concurre al Liceo Dean Funes en Córdoba. Alternaba la vida escolar con la práctica de fútbol y de rugby y la concurrencia a los bailes. Cuenta el mito que Ernesto siempre sacaba a bailar a las más feas para que no se quedaran solas. En 1945 terminado el colegio, su familia se instala en Buenos Aires, y decide cursar Medicina. Hasta aquí la historia parece muy armónica, pero es en 1951 cuando se produce la primera inflexión en su vida. Acompañado de su amigo el médico Alberto Granados y una bicicleta con motor emprenden un viaje por el interior del país y lo extienden hacia Chile, Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela. Este viaje sería decisivo en su formación política, porque al visitar diferentes leprosarios tomaría consciencia de la vida miserable que llevaban los latinoamericanos. Al regresar a Buenos Aires, decide emprender nuevamente un viaje, esta vez sería un largo periplo por Perú, el Amazonas, Ecuador, Colombia y finalmente Venezuela. Regresa a Buenos Aires nuevamente para terminar su carrera de médico y carga nuevamente su mochila en un viaje que sería su despedida final de su radicación en la Argentina.
Su primera estadía, en este caso, fue Bolivia, donde se interesa sobremanera por el partido que tomo el poder (MNR), y por su reforma agraria. Es en ese país en donde conoce a Hilda Gadea, su primera mujer. En Guatemala conoce a Raúl Castro y decide formar parte de las filas del Movimiento 26 de Julio, que se proponía nada más y nada menos que derrocar a Fulgencio Batista, el dictador cubano. Este movimiento estaba liderado por un tal Fidel Castro. Parten hacia Cuba 82 guerrilleros a bordo de un barco de paseo, al cual se denominó Granmma. Se instalan en la Sierra Maestra y comienzan a dar la guerra a los 30.000 soldados que defendían a Batista.
El triunfo de la revolución llega un 1° de Enero de 1959, días después de la Toma de Santa Clara, que estuvo comandada por el Che. Es en este combate donde el Che demuestra su excelente conocimiento militar estratégico. El Che es nombrado ciudadano cubano y se casa con Aleida March, su segunda mujer. Empieza aquí su tarea como funcionario de la Revolución Cubana, en cargos como Ministro de Industria y Presidente del Banco Nacional. Sin embargo estos honores parecen no satisfacer su fiebre revolucionaria y empieza a plantearse la idea de exportar la revolución. – Crear dos, tres, muchos Vietnam – fue una consigna que dijo promediando la década del 60. El Che estaba convencido de que su vida estaba en las trincheras para, de esa manera liberar a los pueblos sometidos por el imperialismo. También estaba convencido de que el foco guerrillero y sus tácticas – morder y huir – iban a ser las herramientas que conducirían a la victoria final. Estas cuestiones acerca de la lucha guerrillera están explicadas en su libro “Guerra de Guerrillas”. Con la Revolución consolidada, en 1965, el Che le escribe una carta de despedida a Fidel Castro donde renuncia a sus cargos y le agradece todo lo que le ha enseñado.
Después de recorrer en varias ocasiones Africa, en especial el Congo y Guinea, el Che decide ingresar a Bolivia con una credencial donde se lo ve pelado con anteojos y desbarbado. A su llegada se entrevista con miembros del Partido Comunista Revolucionario que le niegan su apoyo. No sólo ningún campesino pudo ser convencido sino que varios de ellos colaboraron con el Ejercito boliviano y con los estadounidenses que habían enviado helicópteros y soldados para facilitar su captura. Los únicos que lo apoyan son los sectores mineros que son asesinados después de un estado de sitio firmado por el general Barrientos.
El 8 de Octubre de 1967, después de tres horas de combate, las fuerzas al mando del capitán Gary Prado hieren al Che. Es detenido y trasladado a una escuelita en La Higuera. La pena de muerte en Bolivia no existía, pero la orden superior fue ejecutarlo, una tarea complicada para los militares: ninguno se atrevía a hacerlo. Ese mismo día muere, el hombre más buscado por la CIA y tal vez, el último hombre que podría haber creado un nuevo orden mundial. Si bien Ernesto Che Guevara deja de existir un 8 de Octubre de 1967, 35 años después su ejemplo vive en los corazones de todos los que auguramos por la libertad y la soberanía de los pueblos oprimidos.
“... Sean siempre capaces de sentir capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier lugar del mundo...” Ernesto Che Guevara
Extraído de Todo es Historia n° 419 y adaptado por Eliseo.