Diálogo HACIA Casa Rosada

Me encontraba entre sábanas desechas y una almohada maltrecha.

Me encontraba rodeado de recuerdos, y fantasmas de la noche circulaban en mis miedos.

Miedos a ser uno más de esos cuervos de la Casa Rosada. Yo me pregunto - al igual que otros antes que este alma - ¿Qué pasa en la tierra que el cielo cada vez es más chico? Y soñé, inspirado en recuerdos de la realidad nacional, basado en visiones de mi vida real, un diálogo trágico entre dos personas que nunca querría ser:

- ¡Esto no da para más! O se da cuenta solo y se va por donde vino, o lo tenemos que echar a patadas en el culo.

- Sí, pero después ¿qué hacemos nosotros? Esta bien, bajamos el gasto, reducimos los políticos, hundimos los fondos provinciales y después, qué... nos linchan, Licenciado.

- ¡Nooo!, vos estás yendo demasiado lejos. Eso después se ve, se negocia, se habla ¿cómo te pensás que se le lava la cabeza a la gente? Primero hacemos el plan y después vemos... total, la gente pide orden y le damos el orden. Los otros, le tiramos con algo y se las arreglan; igual, que más da, toda su vida fue igual. Esos no molestan.

- Licenciado, con todo respeto, esos nos pueden parar el país como a De la Rúa o echar a Rodríguez Saa en una semana...

- ¡Mentira! No son ellos, ellos salen impulsados por otros, por periodistas pagos, políticos instigadores; la cosa no es encender la mecha... pero me parece que nos estamos yendo de tema. Acá la cuestión es darles lo que quieren ¿o no quieren dólares? Dólares y orden y seguridad. Hay que imponer una ley marcial, la pena de muerte, libres facultades para los organismos de seguridad, largar a la policía a las calles y los militares también, que haya miedo entre los chorros... Pagar la deuda y obeder al Fondo que no se equivoca.

- Perdón, licenciado, pero ¿no le parece que los policías no son ladrones y corruptos en su gran mayoría? ¿No le parece que...?

- ¡¡¡No!!! Otra vez..., no entendés, el que roba se lo expulsa del organismo. ¿Cómo hacen en otros países como en Estados Unidos?

- Allá también hay violencia y más que acá, allá también hay robos; no idealicemos por favor, y encima acá hay hambre...

- Estás mirando mucho esos programas de izquierda o pseudo izquierda sin propuesta alguna. Te enferman la cabeza y ¿después? No, en este país nadie se muere de hambre. Hay muchos vagos y pocas ganas de trabajar. Si echamos a todos los ilegales, ahí tenes puestos de sobra para todos esos piqueteros y cortadores de rutas. ¿Vos cómo los ves? Todos tienen una panza de la San puta, hambre no pasan. Además la cuestión es otra, los hilos de la población los manejamos nosotros y los sectores medios, hacia esos hay que apuntar; y lo demás, que se maten entre ellos. Te repito y que te quede clarito, orden y seguridad. Repasá la historia, siempre triunfó: desde Justo a Onganía y de Perón a Videla.

- No lo quiero contradecir pero no lo veo tan así...

- Bueno, basta de pavadas, la cuestión primordial es conseguir alguien representativo que ocupe nuestro lugar en la presidencia... ¿Viste la cara de tuje que tengo? No puedo ser yo, sí apoyar desde atrás en una suerte de López Rega.

- ¡No! Ahí está equivocándose feo, ¿cómo que no? Yo lo voto. Tiene consenso. Además ¿para qué ir a elecciones? Hay que tomar el poder antes, antes, lo antes posible.

- En eso coincidimos. Porque está la gorda y están los demagogos de siempre. Tenemos que comprar uno. Hacéme los contactos. Ocupáte de eso.

- Déjeme y quédese tranquilo que ya está todo hablado. La cuestión es silenciar a esos reformistas de mala muerte y comprar a un par de giles para desprestigiar a los otros y sino le tiramos el hueso con un cargo importante, que la gorda se lo morfa rapidito.

- No te creas. Igual no llega. Imaginate lo que sería esa en el poder. De los zurdos ni hablo porque es al pedo y del hijito de papá ¿sabés que se me reveló? Quiere algo más suavizado, es un pelotudo.

En ese momento, interrumpí la conversación apasionante y asquerosa por igual, para informarle al hombre de traje y corbata negra y bigotes aún más negros, que podía ingresar a entrevistarse con el Encargado de la Dirección de la Empresa. Luego, me quedé con la vista nublada pensando en los caminos hacia la Casa Rosada, en los destinos del país y en los miles de pobres y en la disputa por el poder. ¡Y después critican a los políticos! ¿Qué eran esos dos bicharracos? ¿Qué harán de nosotros si cumplen lo dialogado? - Sí, señor ya lo atiendo - le dije a otro hombre de traje, esta vez, azul. Debía seguir trabajando y dejar de soñar en la realidad.  

LG