EL GRAN DIARIO ARGENTINO

Son realmente desconocidas por la comunidad, la violación de los derechos de los trabajadores y los despidos masivos, efecto de la concentración económica "regresiva" de multimedios como Clarín. ¿Por qué callan los periodistas? ¿Tienen miedo a represalias o están de acuerdo? ¿Por qué los medios no informan nada al respecto? ¿Por qué no representan la realidad en ocasiones como éstas? ¿Qué función cumple la UTBA - Unión de Trabajadores de Prensa de Buenas Aires - al respecto? ¿Acaso no es censura? Estas son algunas de las preguntas que se hacen los pocos periodistas independientes que no han caído atrapados en las redes de uno de los grupos más poderosos de América Latina y futuros periodistas como el que escribe esta nota. Aspiramos a trabajar en medios honestos, leales que buscan la verdad y no en meras empresas de la industria cultural de la difusión de noticias que "conviene" vender. En sí, la realidad es imposible de mostrar como tal en los medios, pues éstos son puras representaciones de la realidad, puras ficciones "reales" si se quiere. Pero, todo tiene un límite. Los despidos masivos, la falta de seguridad y derechos laborales, el poco respaldo a la hora de editar una nota y la escasa libertad de prensa, son algunas de las vallas que deben saltar a diario nuestros colegas en el Gran Diario Argentino. La suma de todos estos factores afecta decididamente la calidad y transparencia de la información pues, para realizar éstos métodos "legales" de regulación de personal, se necesita acallar voces, cerrar puertas y firmar convenios con fuerzas aún más poderosas que algo querrán a cambio. Así nos encontramos con un presente oscuro en el que el diario, desaforadamente, apoya a las medidas económicas "inconcebibles" de Domingo Cavallo y al presidente Fernando De La Rúa. ¿Será que la política de estos gobernantes es la misma que las grandes empresas como Clarín? Muchas de éstas mega - empresas, a pesar de crecer desaforadamente, no logran superar la crisis que nos engloba a todos y decide deshacerse de lo menos importante: gente. ¿Se acordarán que las personas es lo más importante de una empresa, un país o el mundo, alguna vez? ¿Para qué trabajamos, producimos y hacemos las cosas sino es en beneficio de nosotros mismos?

                                                           

Nunca antes una empresa argentina de comunicaciones había concentrado tanto poder ni alcanzado su nivel de diversificación e influencia. Son dueños de, entre otros, el diario deportivo Olé, revista Genios, diarios del interior como La Voz del Interior de Córdoba y Los Andes de Mendoza, telefonía celular, Canal 13, TN, Ciudad Internet, Multicanal, Direct TV, La Razón y - aunque lo niegan - Página 12. ¿Cómo alcanzaron tan fastuoso poder? Su historia nace durante los años "desarrollistas" de aquellas viejas ideas -ya caducas- de industrialización nacional, basado en un periodismo joven y moderno, desinhibido y mordaz. Durante la dictadura militar firmó jugosos acuerdos -como el monopolio junto con La Nación y La Razón por el Papel Prensa - y se ramificó con la llegada de la década menemista.  Con tan sólo 3,5 millones se apoderó del, antes canal estatal, 13. A pesar de apoyar el plan de Cavallo no escatimó en investigaciones y denuncias de corrupción de funcionarios relaciones con el poder imperante. Las leyes no supieron ver - o simplemente no quisieron ver - el despegue de los multimedios y no los frenaron en lo más mínimo.

A pesar de firmar convenios, crecer y ampliar mercados, y relacionarse con otros poderosos grupos como Torneos y Competencias - comandado por el testaferro Carlos Avila - , Clarín sufre actualmente una baja histórica en las ventas de ejemplares y, lo que es peor aún, se deshizo de una parte de su paquete accionario a manos de capitales estadounidense. El gigante se mantiene firme en su postura y no cede ante reclamos aislados de un diminuto periodismo alternativo como la revista Noticias, Veintitrés y El Panqueque; a su vez calla voces y pacta con la competencia como La Nación que, rara vez, publica sobre despidos, censura y demás en su eterno competidor. Esta tendencia de silencio encubierto termina limitando la libertad del trabajador que, al animarse a criticar a estas mega - agrupaciones, termina firmando su acta de defunción laboral. A su vez, como consecuencia de la falta de libertad de agrupación se ve afectada la libertad de expresión que, idealmente - en un mundo ya sin ideales - , es lo que más  importa. Y sin poder difundir el "cuarto" lado de un triángulo se cede terreno ante la inmensa mentira que nos invade día a día desde los medios masivos de comunicación.