Antes de votar…

El 27 de abril, salvo error u omisión, tendrá lugar la quinta elección para Presidente y Vice de la Nación desde la restauración democrática en 1983.

Mas que nunca es importante nuestro voto, ya que ésta elección es trascendental para el futuro de nuestro país y por consiguiente de nosotros mismos. El problema es que, los principales candidatos no encarnan un cambio real al modelo aunque no es lo mismo Néstor Kichner que Carlos Menem ni Elisa Carrió que Ricardo López Murphy, por lo menos, en apariencia. Sin embargo, no se aprecia un cambio en la política ni en su forma de ejercerla.

Seguimos sumergidos en esta maldita y corrupta sociedad de la cual formamos parte, nos guste o no, te guste o no, aunque cueste reconocerlo, algo hemos hecho para aguantar tantas mentiras y tantos engaños. Seguimos priorizando nuestro interés individual por sobre el colectivo.

Es cierto que no habrá muchas opciones reales en las elecciones próximas pero no nos acordemos tarde de protestar ni nos quejemos de que nos han engañado ya que conocemos a Menem, conocemos a Rodríguez Saá, y los supimos conocer a López Murphy, quien fue ministro de economía una semana y lo echó el pueblo cuando quería arancelar la Universidad Pública y aumentar los impuestos. También la conocemos a Lilita con sus aciertos y sus limitaciones, a Kichner con sus dudas que lo encaminan a ser el títere de Duhalde o el De la Rúa del peronismo, a Moreau y sus intentos de devastar la democracia golpeando contra sus propios compañeros radicales y a los demás, poco y nada, pero es escaso lo que tienen para ofrecer. Es preferible votar al que menos posibilidades tenga de triunfar que votar por votar al que las encuestas dan como ganador.

Pero me pregunto, ¿cuánto autoritarismo había en nosotros para callar durante la dictadura de los setenta y hacer la vista gorda ante las atrocidades que los militares hicieron en este país?

¿Cuánto triunfalismo estúpido hubo en creer que la guerra de Malvinas la estábamos ganando cómo decía Bernardo Neustard y la revista Gente?

¿Cuánta ingenuidad había en nosotros para pensar que simplemente gracias a la vuelta a la democracia estaríamos mejor y seríamos felices? ¿Por qué no nos dimos cuenta antes de que la democracia en nuestro país era una cuestión formal, no real, aparente y teórica y no todo era color de rosa? ¿Cómo devoramos rápidamente eso de que “con la democracia se vive, se come, se educa…”?

¡¡¡Qué egoístas fuimos en cagarnos en los pobres, que cada día eran más, mientras cruzábamos el charco todos los veranos!!! ¡Qué frivolidad nos invadió mientras ese mismo periodista que en los setenta defendía a los militares y los justificaba ahora pedía que, en caso de robar, que no se vea! ¡Y otro hombre del riñón menemista como Luis Barrionuevo decía que con dejar de robar dos años todo andaría mejor! Mientras tanto el presidente se divertía con Madonna, los Stones, Susana, el diegote y say no more… El show debía continuar y de repente nos asqueamos cuando ya, hace algunos años, un grupo de “negros” y vagos ¿no es cierto? empezaron a mostrarse en los medios cortando rutas desde el desnutrido interior del país.

Luego nos fuimos al otro extremo y confundimos prudencia con idiotez, seriedad con parquedad y honestidad con una corrupción ideológica en apariencia más sana y cristalina. Y nos cansamos de De la Rúa cuando se quedó con los ahorros, y Cavallo dejó de encarnar la salvación y fue el infierno.

Por eso, no nos volvamos a equivocar. Es cierto que las responsabilidades son compartidas pero no iguales. Es más, algunos son inocentes, como los eternos luchadores, los que protestaron antes que nadie, los que advirtieron de los peligros de todos los demonios que supimos endiosar, y sobre todo los que dejaron la vida y se encontraron con el asesinato, la tortura, el hambre, la desesperanza, el desempleo, en fin, con la muerte en vida.

 ¡No nos volvamos a equivocar! Tengamos memoria alguna vez en la vida… memoria… acordémosnos quiénes son los que vamos a votar y no simplemente votemos por con quién estábamos mejor económicamente porque todo tiempo pasado fue mejor.

 El miércoles pasado un oyente me preguntaba a quién voy a votar. Creo que no es mi tarea decirlo, sino estaría haciendo campaña por ese candidato. Creo que mi deber como periodista es decir lo que pienso, lo que creo sin doble intención y con la única misión de buscar un mundo más justo, más libre y con la verdad. No soy objetivo pero no creas en aquel que diga serlo pues la objetividad es la mentira más grande del mundo.

 Espero que el domingo, todo transcurra en paz y que de una vez por todas dejemos de comprar ilusiones y fantasías. Espero que dejemos de consumir mentiras envasadas en  verdades y también espero que desvistamos a la verdad. Se que no hay una sola verdad ni creo tenerla pero no me miento a mí mismo creyendo que la verdad es lo que otros me dicen que es real. Quién no lo crea que tire la primera piedra…

Luis Gasulla

Regresa a la tapa de Abril 2003