Una nueva raza, fruto de un cruce
de Turbo, héroe de cartoon inexistente, con un Hipopótamo, anda suelta
por estas calles grises soltando sonidos vivos y coloridos. Son rojo,
anaranjado, azul cielo bonito y violeta pajero. El mundo para ellos es absurdo y
ridículo. Verlos en vivo puede ser una experiencia revitalizadora y hasta puede
evitar el suicidio, aunque a veces pueden decepcionar si es que no se conectan
entre ellos o si es que han lanzado demasiado.
Una lírica basada en la incoherencia y en el absurdo los eleva como poetas urbanos antimalditos, como también pueden caer en el chongo facilón y barato. El metro de Lima no existe, pero ellos se adueñan de él.
Los Turbopótamos crean melodías inteligentes que pegan a cualquiera. No hay como ellos para rematar las canciones, justo como lo haría un gran cuentista. El sonido de las guitarras es ligero pero estridente y la mezcla de estas es de lo más ingeniosa. La base rítmica basada en una batería precisa y eficiente más un bajo cadencioso forman un buen colchón como para que las guitarras se desenvuelvan como serpientes venenosas en la espesa jungla.
Los Turbopótamos tocan una música
atolondrada plagada de juventud. Una juventud que se sabe talentosa y que tiene
la vanidad suficiente como para desaprovechar ese talento en los bares o
colgándose de los tronchos. Los punteos llegan a despertar ese gusano que sólo
la droga más voraz puede hacer en ti. Te hacen saltar de la silla y quemar tu
casa, claro que después te cagas de risa viendo como se quema tu familia. Los
riffs son el elemento que brinda ese atonlondramiento antes mencionado.
Canciones como Nada para mí, bien a lo mejor de Weezer, o el Metro de Lima te
hacen salir a la calle con la suficiente energía para soportar esta ciudad
desalmada. Para los que viajan en combi se les recomienda una buena dosis de Los
Turbopótamos antes, durante y después.
El humor de los Turbo es negro como el ano de tu mami(y de la mía también, claro), y a la vez no hace daño, no jode a nadie; aunque sabemos a quienes acusan. Tampoco queremos que sean los hermanos caradura.
Los Turbopótamos son una de las nuevas propuestas más inspiradoras de los últimos años y sin lugar a dudas esperamos sorpresas y una evolución interesante para estos caballeros del absurdo sónico.
Omar Benell