Aunque es evidente que es reservado, de pocas palabras, tal vez un poco tímido y bastante reacio a ser él quien responda en las entrevistas, la seriedad de Tognetti se encuentra bien lejos de la antipatía. Ya sea que la cámara de televisión se encuentre encendida o apagada, no deja escapar ninguna oportunidad en la que pueda dar rienda suelta a su ironía.
Su apariencia formal mientras está en el aire, cuando termina el programa se duplica, y no puede desprenderse de ella ni siquiera cuando con su desgarbada figura y sus casi dos metros de altura echa a correr en medio de la noche, con el saco de su traje abierto y la corbata negra en el bolsillo.
Daniel Tognetti, aquel joven notero que a mediados de los 90 se hizo famoso interpretando el papel de “periodista inexperto” en Caiga quien caiga, llega apurado al estudio de América desde donde se emite Puntodoc, el programa que conduce junto con Rolando Graña. “¡Vamos, ritmo, ritmo!”, exclama mientras corre por los pasillos sin corbata y con su característico traje negro desabrochado, al igual que los primeros botones de su camisa. El ritmo que exige es el mismo que signó su carrera: desde su paso por CQC no paró de trabajar, no sólo en la televisión sino también en la radio, donde actualmente conduce Riesgo País, por la Rock&Pop.
¿Cómo decidiste dedicarte al periodismo?
Desde muy chico tenía la vocación. Me gustaban todos los medios de comunicación, pero siempre me interesó mucho más la radio. Después empecé la carrera de Comunicación Social en la UBA y llegué hasta cuarto año. Tuve que dejarla porque empecé a trabajar mucho y no me daban los horarios.
¿Tenías a algún periodista como modelo al cual aspirar a parecerte?
Muchos, pero siempre me gustó mucho Rogelio García Lupo.
¿Cuál fue tu primer trabajo dentro de la profesión?
Mi primer trabajo dentro del periodismo fue como cablero en el diario Sur, en 1989. En realidad empecé como cadete, pero enseguida me ascendieron. Me acuerdo que por ese entonces tenía 19 años.
¿Y cómo llegaste a CQC?
Entré a través de Marcelo Gantman, un amigo de mi hermano que trabaja en Cuatro Cabezas. Mario Pergolini estaba buscando un notero nuevo para Caiga quien caiga y este muchacho, Marcelo, pensó que yo podía trabajar ahí. Y bueno, tuve una reunión, me llamaron y entonces me dieron la oportunidad: en 1996 me incorporé como parte del staff permanente de CQC.
Después de haber integrado el elenco de CQC durante tres años, ¿cuando empezaste con Puntodoc te costó desprenderte de la imagen de notero cómico?
Sí, al principio me costó. Los primeros meses me costó mucho y la transición hacia un programa de periodismo con mayúsculas como es Puntodoc me dio mucho miedo. Ahora estoy más tranquilo, más seguro y recuerdo todos esos temores como algo natural. Hoy rescato totalmente la decisión de (Diego) Guebel y (Mario) Pergolini de ponerme en Puntodoc. Creo decididamente que fue una locura que salió bien; la verdad que hay que tener mucho coraje para hacer lo que ellos hicieron. Yo venía de un palo absolutamente diferente y ellos confiaron en mí.
¿En cual de los dos papeles te sentís más cómodo: como notero cómico o como periodista serio?
Me sentía cómodo en los dos papeles. Cuando fui notero de Caiga, a pesar de que yo siempre me había imaginado haciendo un periodismo más tradicional, sentía un enorme placer y un gran orgullo y estaba muy cómodo haciéndolo. Ahora también me siento cómodo. Creo que fueron dos momentos diferentes de la vida.
¿Crees que existe realmente la libertad de expresión?
Se podría decir que sí. Pero en los medios hay limitaciones por la sencilla razón de que son empresas, y las empresas tienen sus intereses económicos, políticos. Los medios, teniendo en cuenta que son formadores de opinión, constituyen un factor de poder y de presión enorme. En ese contexto uno trata de ser lo más independiente posible.
Dijiste que hay limitaciones ¿a cuáles te referís?
No, no recuerdo ningún caso puntual. Yo creo que la principal limitación que tengo son las propias, mis limitaciones personales.
¿Cómo cuáles?
Bueno, hay temas que desconozco y que por lo tanto no podría tratarlos bien.
Por ejemplo...
Y, no se... Hay temas, como el de la causa AMIA o cuestiones de economía, que son muy complejos. Uno no puede saberlo todo.
¿Alguna vez alguno de los medios en los que trabajaste te exigió a vos o a tu equipo que no divulgaras una nota?
¿El canal los respalda cuando en Puntodoc investigan a personajes poderosos?
Sí, absolutamente.
¿Hay alguna nota que te haya conmovido o indignado especialmente?
Sí, claro. Pero no puedo nombrar una en particular porque son muchas las que me conmovieron.
¿Cómo haces en esos casos para separar tu labor profesional de lo que sentís como cualquier persona común?
Y... es difícil. No es una experiencia nada fácil, pero creo que cada vez uno se va entrenando más para poder hacerlo.
por Guadalupe Farina