DISCOS - Junio 2003
Fito Paez - Naturaleza Sangre
Mucho más simple. Mucho más directo. Crudo en donde vuelve nuevo a tocar rock and roll. Comienza haciendo una declaración de principios y sigue con Insoportable. Paez es un tipo que todo lo que le pasa en la vida, lo refleja en sus canciones, en sus letras. Sus discos reflejan sus diferentes estados de ánimo. Recordemos que Fito se separó del amor de su vida o, mejor dicho, del amor después del amor que era Cecilia Roth y se volvió a enamorar. Pero acá se reflejan los amores nuevos, el renacer del espíritu, en un juego de volver a empezar en un estado primario, y retomar las fuentes de sus primeros discos –y sino escuchen el comienzo de Volver a mí. Hay furia que está contenida, no termina de explotar. Hay temas repletos de reproches a Cecilia, otros esperanzadores pero lo que abunda es el sentimiento de ya no ser o de descreer para volver a creer. Hay que salir del agujero interior y salir a ver el sol, dice en una canción. Hay temas hechos antes de la separación que pierden sentido como Oh Nena que recuerdo haberlo escuchado cuando decía estar enamorado de la chica de un Vestido y un amor en lo de Gerardo Sofovich.
Si allá por 1983, Fito era un relámpago de esperanza en donde le gritaba al mundo sus sueños revolucionarios y lo podrido que estaba el mundo, luego se enamoró de Fabiana Cantilo y salió Giros con sus encantadoras letras. Lo siguió La, la lá junto con Spinetta y después fue todo desilusión y odio en Ciudad de Pobres Corazones en un contexto de separación de pareja y el asesinato de sus tías abuelas en la violenta rosario de fines del alfonsinismo. Pronto, llegó la confusión y el descontrol de noches repletas tanto de drogas, sexo y la búsqueda de un nuevo amor. Ey! Dijo Fito y pronto fue Tercer Mundo. Pero llegó Cecilia y el amor después del amor, el disco que marcó un nuevo Fito. Todo fue felicidad en Circo Beat –rozando la estupidez-, Abre y la adopción de su hijo en Rey Sol. Allí comienzan los problemas y la separación nada grata. Así llegamos a este duro presente y vuelta a las raíces musicales en donde, Fito, se despoja de todo arreglo, graba las canciones en las primeras tomas y cuenta con un grupo pequeño de músicos jóvenes y del palo.
Pero a pesar de los pocos recursos, poca publicidad en comparación con otros discos, la ruptura de un contrato discográfico con una multinacional, las estrellas dicen presente. Así Rita Lee aparece en el tema Ojos Rojos –una breve incursión de Fito en la bossa nova-, Spinetta en Bello Abril –tal vez lo mejor del disco- y en El centro de tu corazón. Por último, el inefable Charly García dice Say no More en Naturaleza Sangre – un homenaje a mi entender al García de los noventa muy El aguante cercano al rock simple y stone entre distorsión y confusión a la que es tan afín el hombre del bigote bicolor-.
Igual el disco no es conceptual, solo está presente la idea del resurgir y de empezar de cero, pero musicalmente Fito puede pasar naturalmente de un rock acelerado como en Urgente Amar a una clásica balada como Oh Nena. Por otra parte, Fito rehusa de utilizar sus recursos estilísticos para armar canciones vendedoras y pegadizas, esquiva los estribillos pegadizos con cuerdas y todos los arreglos que en otra época era tan afín.
Disco autobiográfico, referencial, duro –si no escuchar 139 Lexatins-, simple musicalmente y con letras directas sin doble sentido, sin poesía ni denuncia social como en otros discos.
Atrás quedaron los fastuosos manifiestos, el trabajo casi periodístico de denuncia, los himnos como Y dale alegría a mi corazón, las letras felices y dedicadas a su mujer. Fito piensa en él, se dedica el disco, se homenajea a sí mismo e intenta olvidar. Hay dolor pero no vale la pena mirar atrás. Piensa en dejar de vivir y no quiere seguir cantando canciones de amor pero sobrevive y está nuevo, nuevo como el viejo Paez. Se lo nota rejuvenecido. Ha dejado de ser un hombre feliz, ha dejado de ser un conservador de la música, su vida ya no es un carrousel pero algo bueno está por venir. Hay nubarrones en el horizonte pero lo peor de la tormenta ha pasado. Y ahora quiere hacer música para Camaleones. 7 panqueques.
RADIOHEAD |
Acaba de editarse Hail To The Thief, lo nuevo de la banda inglesa número uno del mundo. Sin ningún tipo de concesiones, Thom Yorke vuelve a hacer de las suyas sin mirar atrás y apuntando hacia el futuro del rock. Sí, Radiohead lo hizo de nuevo. Volvió a editar otro disco que se queda a mitad de camino. Son los mejores músicos para los periodistas de rock. Y como es fácil criticar cuando todos lo hacen y alabar cuando también todos lo hacen, desde acá voy a aniquilar Hail to the Thies, el disco más esperado del 2003. Radiohead. |
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Las Pelotas - Esperando el milagro
Las Pelotas le dan una vuelta de tuerca a los grades temas del rock nacional. Por ejemplo: los desaparecidos que desde Charly a los Cadillacs pasando por la Bersuit, fue una problemática inabarcable para todo buen rocker aparece muy al estilo El Eternauta cuando a coro cantan: "¿Qué está pasando aquí? La gente está refugiándose, no encuentra más lugar para esconderse". También se podría decir que se refieren a los cacerolazos y hasta los mismos músicos admiten distintas interpretaciones.
Otro tema es el caretaje que desde Luca a Charly se abarcó desde Obras cumbres como La Rubia Tarada a José Mercado de Serú. En el tema "Si sentís", Alejandro Sokol canta: "si te importa una goma lo que pasa si te quieren ver envuelto en un buen disfraz, bajate la gorrita no lo dudes más".
El amor y el desamor, es otro tema, que tanto Calamaro a Fito se ha reproducido durante toda la historia de la música vernácula y obviamente extranjera. Acá aparece en Mareada, Tomas X, etc. El tema es tratado sutilmente, sin autobiografía y sino bien encubierta y de manera imperceptible. Por último, aparece el existencialismo de la primera canción: "Será" que se repite constantemente hasta concluir en el "Puede ser" del último tema. De predecir lo que vendrá llegamos a la duda filosófica del puede ser. En el camino esperamos el milagro y si antes Las Pelotas se preguntaban ¿para qué? y así titulaban a uno de sus discos, hoy se preguntan ¿por qué? 8 panqueques.